14 agosto 2008

Viaje a la muerte.

Tengo un
viaje
pendiente
de lluvia
al Pellaifa.
Uno de arena
y caliche
a las oficinas
salitreras.
Ahora camino
mis pisadas.
Entro
por los pasajes
angostos.
Cruzo
las esquinas
de niños
traficantes.
Hundo
el pie en
el barro
donde
un muerto
es menos
que un perro
atropellado
en la autopista.


Pero aun
hay dignidad
en algunas barricadas.
Los departamentos
en los block
pintados
con rostros
del Che.
El tendedero
de ropas
coloridas
apuntando al cielo,
un jardín
de volantines
que flamea
impetuoso
al lado
del poleron
y los calzones
de corazoncitos
Bob Marlee
Pegado en
el muro
flores
y Allende
sonriente.
En medio
de la plaza
un escenario.
El hip-hop
de las población
acribilla
de palabras
al sistema.
Tienen
esperanza
y tienen rabia
acumulada.
A ustedes


¿ hay pobreza digna?


La molotov
y una bala
caen
precisa
en el carro
policial
en la tanqueta verde –oliva.
Por que
el rencor
no olvida
los muertos
y la venganza
es una protesta
permanente.
Acá tengo
un retrato sepia
ahí donde
los niños
se envejecen
con puñales
donde la muerte
tiene mas quilates
que la vida.
Tengo
un viaje
a la infancia.
A la casa
del barrio, a los
Nogales.
Un espacio
de historia
y sangre.
La calle
de Víctor Jara
en club de
la cuadra
donde pichangueo
con Luchin.
Ahí donde
aun permanece
rota
la casa
del primer beso
la primera
pierna
entre mis muslos.
Habrá
viejos aún
en sus talleres
de teatro
sobrevivirá
la poesía
en los bares.
Jugaran
todavía
a ganarle
a la muerte.
Ustedes le han
visto los huesos
a la muerte.
Han sentido
los amperes
retorcer
los músculos
y que en el cerebro
suene una campana
infernal.
Hoy sacan
armas en allanamientos,
no de combate
clandestino
es la pasta
o una mexicana.
De cocaína
y policías
corruptos.
Tengo pendiente
este viaje
a mis raíces
y puedo
responder
inequívocamente

¡ no hay dignidad
en la pobreza!

Solo hay
dignidad
en los murales
del block.
En el escenario
levantado
por la gente.
Que recobra
la dignidad
en un canto
en los gritos
en la consigna
pasada
que retorna
pausadamente
a la memoria
para dar fuerza
a la esperanza.
Tengo un
viaje pendiente.
Donde la muerte
espera reencontrarse
y se entregue
confiada
por la dignidad
de la vida.