De mi lengua salen
letras y llamas.
Eres la tinta
donde unto
mi boca
así escribo
poemas de pasión.
Eres la puerta
que se abre
donde entró
mi humanidad.
Recorro tu cuerpo
y de camino
recalo entre
tus piernas.
Mi cabeza
en tu pelvis,
ahí, donde
habitan los sueños.
Al amanecer
recalada
entre mis brazos.
Te sumerges bajo
las sabanas
mientras
el oleaje
sube y baja.
Entre gemidos
parecemos
dos náufragos
aferrados a
nuestra cama
isla entre el
mundanal alarido
de las calles.
