Este país dejo de ser republicano, patrimonial
o de costumbres pueblerinas desde hace unas cuantas décadas, somos la herencia del modelo impuesto por la dictadura y la
derecha más recalcitrante de este chilito azulado.
Hoy nos hemos transformado en una cascara o
fachada, Parlamento de fachada con un
edificio arquitectónico imponente con interiores de lujo, grandes oficinas,
espaciosos pasillos donde un cuerpo de
funcionarios elegidos seudo democráticamente se pasean de corbata y Armani, que
trabajan sin una horario determinado, que se autoreajustan los sueldos que
representan casi 20 veces el salario
mínimo de un trabajador (a) en esta tierra alargada y desmembrada.
Es que dejamos de ser ardientes idealistas, melancólicos izquierdistas para convertirse en burócratas, como no, si los sueldos de dirigentes rebeldes se pusieron a la par con el mercado, hoy muchos se ubican en directorios de empresas estatales, empresas privadas, consorcios, bancos, ONG, etc. Ni parlamentarios, ni dirigentes políticos son servidores públicos todo es una fachada donde detrás del muro se cocinan grandes negociados entre los Alianzistas, los Nea mayoría y los grandes capitales nacionales e internacionales, es decir, se sirven del sector público.
Somos la fachada con cifras macroeconómicas estables donde un ABC1 gana 400 veces más que una temporera, un vendedor de gasolineras o un asalariado del Quintil más bajo. Pero, para el mundo somos estables, emprendedores, a punto de salir del subdesarrollo, casi finalistas del mundial, casi finalistas de la copa América, casi, casi.
Es que dejamos de ser ardientes idealistas, melancólicos izquierdistas para convertirse en burócratas, como no, si los sueldos de dirigentes rebeldes se pusieron a la par con el mercado, hoy muchos se ubican en directorios de empresas estatales, empresas privadas, consorcios, bancos, ONG, etc. Ni parlamentarios, ni dirigentes políticos son servidores públicos todo es una fachada donde detrás del muro se cocinan grandes negociados entre los Alianzistas, los Nea mayoría y los grandes capitales nacionales e internacionales, es decir, se sirven del sector público.
Somos la fachada con cifras macroeconómicas estables donde un ABC1 gana 400 veces más que una temporera, un vendedor de gasolineras o un asalariado del Quintil más bajo. Pero, para el mundo somos estables, emprendedores, a punto de salir del subdesarrollo, casi finalistas del mundial, casi finalistas de la copa América, casi, casi.
Que hacer en esta realidad tan dispar, crear
fachadas y eso hace el rector de la Universidad de Chile, apoyado por su
consejo, el ministro de cultura y muchos jóvenes que son producto y usuarios de
este modelo. Fachadas de zapatillas de marca, fachadas de jeans de marca, autos
de emprendedores, mientras la gran mayoría se debate entre la precariedad y
nuestros abuelos y abuelas en la miseria de $80 mil pesos de pensión de gracia
otorgada como un regalo por el estado y unas señoras de gobierno dicen que hay
que agradecer esta pensión. Que mierda tienen en la cabeza pienso indignado.
Es que detrás de las fachadas de ese edificio
del 1900, antigua Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Andrés
Bello solo hay salas, bodegas, añejas historias y en su reemplazo se levantara
majestuoso un proyecto arquitectónico moderno que albergada a la cultura
aplastando la otrora cultura, la añeja, la de ayer, la de los abuelos Claudio
Gay, Mariano Egaña y que se resecaron en los museos y bibliotecas de hojas de
papel encuadernado.
Que diría don
Ignacio Domeyko profesor de esa casona ex Facultad de Química y Farmacia
desde su casa patrimonial, facultad que caerá demolida bajo el peso intelectual
mezquino de autoridades que ven el desarrollo bajo el modelo empresarial
neoliberal. Modernismo sobre patrimonio.
Entonces pienso en un gran edificio vidriado
que también albergue el patrimonio de la Universidad detrás de las fachadas o
cascaras de la Casa Central o el Palacio de la Moneda sin patio de los Naranjos
o salón rojo, pues un gran y moderno edificio crecerá tras su fachada para concentrar
el poder en más altura.
Chile, país que se demuele y deja solo Fachadas
o cascaras del pasado como si borrar la historia, el patrimonio, las aulas, los
pasillos que congregaron nuestra historia fuera tan simple como pasar una
retroexcavadora y borrón y cuenta nueva.